DÍA 3. DESPERTANDO EMOCIONES. EL PROCESO DE CAMBIO

23 05 2011

NADA PERMANECE, NADA MUERE

En tres fases se apoya una decisión emocional: una, asumir responsabilidades emocionales; dos, gestionar emociones; y tres, conocimiento de los límites emocionales. Las veremos, una a una:

FASE 1. Asumir responsabilidades emocionales

Cuando somos niños, no aceptamos responsabilidades si la respuesta que obtiene es la crítica. No obstante, si la crítica es constructiva, está basada en una observación objetiva. Así, por ejemplo, si hacemos una crítica constructiva para ayudar a los demás, es una actitud madura, responsable y llena de respeto hacia los demás. Quiere decirse, que el valor de la crítica constructiva se fundamenta en el propósito de lograr un cambio favorable que beneficie a todas y cada una de las personas.

FASE 2. Gestionar emociones

En una segunda fase del aprendizaje, ya en la adolescencia, aprendemos a gestionar las emociones, que perdura en el tiempo en la edad juvenil, como asignatura pendiente para el individuo y también para la sociedad. Así, para gestionar el cambio es preciso prestar atención a las reacciones emocionales que suscita. Los cambios consisten en una serie de hechos objetivos. Gestionar bien las emociones, pues, es decisivo. Ser inteligente no supone equilibrio ni felicidad. Más aún, no se ha tomado la decisión que se posterga a la siguiente fase. Aquí, la inteligencia emocional todavía funde lo objetivo con lo subjetivo, hasta tal punto que se habla de hechos objetivos y experiencias subjetivas. Por otra parte, en cuanto al hecho objetivo, vuelve a suceder lo mismo aquí y siempre de forma cíclica y en feed-back, independientemente de que este sea positivo o negativo. Y esto es así, porque incluso el criterio popular presupone la existencia del hecho objetivo y sólido como generador de la dusosa experiencia subjetiva. Y viceversa. Esto es, que el hecho objetivo también puede ser dudosa, siempre que no expresemos nuestras emociones; es decir, las emociones internas nos pueden hacer daño cuando pensamos que podemos controlarlas y no las exteriorizamos. Y aquí entra la siguiente fase de la emoción a la hora de tomar una decisión que verdaderamente pase página de una vez por todas y ya no estemos anclados pudiendo salir a navegar con el viento a favor.

FASE 3. Conocimiento de los límites emocionales

Uno de los límites esenciales de la emoción es ponerles límites en el tiempo, fundamentalmente. De otra forma, las emociones se hacen sentimientos que pueden ser perdurables en el tiempo, con todo lo que ello conlleva. Así, por ejemplo, si las emociones dan lugar a sentimientos positivos como la felicidad, bienvenidas sean. Que duren como las pilas duracelly. Sin más. Más, si las emociones dan paso a sentimientos negativos lo mejor es una toma de conciencia de los mismos, gestionarlos y conocer sus límites. Así pues, en cuanto al conocimiento de los límites emocionales, tenemos que, en  principio, tienen que ver con la libertad de otras personas. Por ejemplo, todos tenemos derecho a decir «no». Y debemos comprenderlo. Es un signo de madurez. Ahora bien, ¿cómo podemos saber cuándo alguien viola los límites de otra persona? Para responder a esta pregunta, cabe reconocer, en primer lugar, que hay límites físicos y límites emocionales. Los límites físicos los tenemos todos y es lo que nos diferencia entre unos y otros; pues los límites físicos son los que nos protegen de posibles ataques y poder poner tierra de por medio. Los límites emocionales, en su caso, incluye a quien deja claro hasta donde define sus límites para sentirse equitativamente tratado en las relaciones que participa. Esto es, del mismo modo que la verja de una casa o las paredes del apartamento definen el espacio donde habitas, los límites emocionales nos capacitan para protegernos y nos permiten conocernos mejor a nosotros mismos. Por tanto, nos ayudan a relacionarnos con los demás. Son como ideas propias que generan libertad de defender. Así, en situaciones de estrés, por ejemplo, hay síntomas y consecuencias postraumáticas. En suma, en este caso del estrés, por ejemplo, se ponen límites emocionales reconociendo el estrés, sus causas, síntomas y consecuencias; con lo cual, podemos eliminarlo y evitar el daño que nos causa.

¡Muchísimas gracias a todos y a todas!

¡Desde el respeto hacia el respeto, un cordialísimo saludo para todos y para todas!

RICARDO MARÍN TÄLERO

COACH PROFESIONAL DE AECOP

Barcelona, lunes 23 de mayo de 2011 – 15:46:12 horas.


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